En el ámbito industrial, existen muchos “dolores” que tienen su origen en temas microbiológicos y que pueden afectar tanto al producto durante el proceso productivo o bien, alterar las características organolépticas y/o disminuir el tiempo de vida útil del producto final.
Así mismo, muchas veces se generan olores ofensivos que deben ser controlados para no afectar el entorno.
Por otra parte, está la escasez hídrica, que exige que se haga un buen uso del agua y se trate de reutilizarla o darle una mayor vida útil en nuestros procesos, no solamente en el ámbito industrial, sino que también residencial.
En todos los casos anteriores, existe una solución mediante el uso de ozono, un gas producido “in situ” que tiene características fuertemente oxidantes, capaz de desinfectar y desodorizar tanto en fase gaseosa como acuosa.